El 23 de febrero de 1981, la joven democracia española tuvo una de sus pruebas más difíciles. Ese día, se produjo un intento de golpe de Estado que pudo acabar con un sistema que estaba intentando consolidarse.
El resultado final fue la consolidación de la democracia y la derrota de los militares nostálgicos de la dictadura franquista.
Yo pienso que es por ello que renacen los debates sobre qué fue la Transición Democrática, si se puede regenerar o no el Régimen que de ella nació, si es necesario una "regeneración democrática", una ruptura democrática o una ruptura revolucionaria. Debates que expresan el gran cuestionamiento y desgaste del Régimen del 78’ y que el 23F ayudó a consolidar sus rasgos más reaccionarios
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